Niñas, niños y adolescentes tienen derecho a participar y la capacidad de incidir en sus familias, escuelas y comunidades para mejorar sus vidas y las de otras personas.

Que niñas, niños y adolescentes participen nos beneficia a todas y todos, porque en los procesos de participación infantil y adolescente, las personas adultas también aprendemos.

A participar se aprende participando, por lo que es importante crear espacios y oportunidades para hacerlo.

Participando todos aprendemos el camino para ser más libres.

Jugar es una de las maneras en las que aprendemos a participar.